Me sobran las distancias, me sobran los mensajes, me sobran las llamadas ( a veces no),
Me sobran tus disculpas, me sobran las veces que me dices tantas cosas bonitas, me sobran tus excusas, me sobran tantas tardes esperándote, me sobran ganas de decirte en persona lo mucho que te quiero, me sobran ganas de darte un abrazo.
Me sobran historias para contarte, de mi día, de lo que pasó, de cómo me siento, de mis malos momentos, de mis enojos, de mis molestias.
Me sobran ganas de gritarte y decir ¿Qué te pasa? ¿Por qué las cosas cambiaron? ¿es la distancia? ¿Perdiste interés? ¿Ya no te importo? ¿Dónde quedó el chico que me escribía para saber cómo estaba?. Pero no, otra vez me contengo, no digo nada.
No digo nada, otra vez.
Me sobra tiempo, sí, ese que no tengo y del cual me quejo siempre, pero por ti, me sobra.
El reloj y su continuo tic tac tic tac. Es otro sábado por la tarde, veo televisión mientras te espero, son las 2 pm. Preparo la mesa para dos, he preparado comida, sí, estoy experimentando cocinar. Audrey me mira con la misma cara que pone todos los sábados, preparo jugo de naranja y después me pongo a ver otra vez televisión. Audrey se acerca y poniendo su pata sobre mi pierna suspira. Ella ya lo sabe, ya lo entendió, otra vez son las 7 pm, no estás aquí, me mentiste, y esta es la quinta vez.
