jueves, 26 de noviembre de 2015

21 primaveras

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enero del 2015, tuvieron que pasar 20 años para que recién tuviera la valentía de decir: "NO, MÁS, YA BASTA, ME HACES DAÑO"...

No ha sido fácil, no es fácil...

Pero recapitulando aquí algunos pasajes que llevaron a este desenlace...

Se sentó, se puso a pensar en todo lo que había pasado en el pasado, de como fue su niñez, su infancia, su adolescencia y como estaba y se sentía ahora, fue entonces que se acordó que esto no era reciente, esto tenia tiempo, siempre estuvo pero nunca le dio importancia, jamas lo notó, jamás se mostró en contra, siguió el modelo que la sociedad sigue desde épocas pasadas, si te pegan, es porque algo mal estás haciendo, porque eres una "malcriada", porque no cumpliste una orden...
Pero era eso? Desde que tengo memoria siempre he sido callada, cumplía con mis tareas en el colegio, mostraba interés, no desobedecía, es más me acuerdo siempre ir a misa todos los días (Porque así me enseñaron, "Que las señoritas van a misa", van arregladas, bien peinadas, acicaladas, "Las señoritas nunca dicen lisuras", "Las señoritas siempre obedecen", "las señoritas nunca se molestan", "Las señoritas deben callar ante discusiones con los hombres", "Las señoritas deben estar dispuestas para cualquier ayudar que requieran los hombres, porque estos, hombres son")
Hasta me acuerdo de no salir de casa, ni para ver de lejos por si mi mamá venía, porque no tenía su permiso, y este siempre lo pedía para hacer todo tipo de actividad.

Entonces, si yo cumplía con todo, hasta el punto que dejaba de hacer cosas por el simple hecho que tenia miedo, porque esa era la palabra, MIEDO, miedo a todo, miedo a que no llegue a ser este modelo de "Señorita", que me enseñaron en la infancia, el cual yo debía de seguir y llegar a ser una vez llegue a cumplir los 18, miedo a fallar, miedo a ser castigada, miedo a la violencia...

Pero si regreso al pasado, entonces ¿por qué usaron la violencia si no era "malcriada" ni  "desobediente"?

No me gusta hablar de mi, menos que las personas sepan sobre mi, que digan mi nombre, me da miedo, me pone nerviosa.
No suelo hablar sobre mis cosas y las más dolorosas prefiero callarlas (lo cual está mal), mi forma de pensar es ( o fue): "Si algo doloroso te ha pasado, NUNCA, pero NUNCA, hables sobre eso, con suerte en el futuro lo olvidarás, ESTO NUNCA PASÓ, trata de seguir adelante".

Es por eso que tal vez no tenga qué contarles tanto hasta cuando ya crecí y tuve 13 o 14 años.

Me acuerdo cuando las chicas de mi edad empezaban a pintarse, era toda una nueva experiencia para ellas porque mi, mi aspecto no me ha interesado mucho, tanto en esa época como ahora. Pero sí llegué a comprarme cremas y base; sería coherente decirles que las compré para maquillarme, peor no; no fue así, y por más que por todo este tiempo lo haya borrado de mi mente, ahora me doy cuenta que la razón por la que lo hice fue para ocultar la evidencia de lo que nunca debió pasar, de lo que nunca debí permitir,  a lo que tenía miedo, de lo que calle por tantos años.

Sin querer, me convertí en una especie de maquiladora profesional, ocultando toda clase de hematomas en mi cuerpo, todo lo morado desaparecía o se dejaba ocultar gracias al maquillaje. Entonces, requería de unos cuantos minutos al espejo para borrarlo y salir ante los demás, como si nada hubiera pasado, como si no me doliera...

Debo confesar que las cosas han sido ondulantes, han habido épocas en las que todo estaba tranquilo, pero después regresaba, épocas "buenas", épocas "malas".

Recuerdo haber estado un día tan asustada que me encerré en el baño, gritando, llorando frente al espejo, sin saber qué hacer, para mi alivio, pude contar con una amiga, a quien llamé y sin dudarlo me ofreció su casa. Fui, casi siendo la 1:30 am me recibió, tuvo que abrir su puerta, la cual ya había cerrado con seguridad por la hora. Con las lagrimas contenidas y el nudo en la garganta solo atiné a decirle: "Se molestó, solo vine acá, ya no soportaba". Ella no necesitó más explicaciones y me abrazó, uno de los abrazos que jamás olvidaré. Jamás había acudido a alguien en esa situación, esta era la primera vez y ella, aunque no comprendía o no sabía en su totalidad lo que había pasado, estaba ahí, para mi, apoyándome.

A los dos meses regresé, casi en la misma situación, esta vez no me maquillé y le mostré, tenía el ojo morado, la parte superior del ojo derecho, no era tan grande pero se notaba, ella lo notó. Al regresar a caso lo oculté, no debía ser visto por nadie (Eso pensaba, y ahora sé que estaba muy equivocada).

Jamás le mostré las lesiones que me ocasionó, terminé sangrando, con hematomas, en piernas, brazos y cara. La razón exacta no sé, tal vez porque no me gusta que nadie me vea débil, es algo que siempre he odiado, desde pequeña, nunca me ha gustado que los demás me vean o tomen como una persona débil. O tal vez porque no quería darle la "satisfacción" de que me haya lastimado, porque en lo emocional jamás lloré en su presencia, siempre me contenía. Jamás se enteró.

Hubieron otras ocaciones pero no me acuerdo tanto, agradezco que sea así porque hay cosa que he borrado que me duelen mucho; pero al tener 21 años me doy cuenta que "Aquellos que no recuerdan su pasado, están condenados a repetirlo".
Y sí, está frase tiene mucho sentido, con el paso de los años pensé que esto terminaría, que ya no habría más violencia, que ya no tendría que usar maquillaje para ocultarlo, que tal vez esos fueron sucesos no deseados que simplemente pasaron.
Pero no fue así, es por eso que regreso al inicio de esta publicación, fue recién en enero de este año que pude decir: "BASTA".

Esta persona estaba otra vez en uno de sus ataques violentos, me siguió hasta mi cuarto, y yo tras tantas provocaciones, que siempre suele hacer para que yo le responda (Cosa que no he hecho porque no creo en la violencia, y sé que la violencia solo genera más violencia), agarré su brazo, con los ojos llenos de lágrimas, la voz entre cortada y directo a los ojos le dije: "NO ME VUELVES A TOCAR, SOLO TEN EL PENSAMIENTO EN TU CABEZA DE TAL VEZ HACERME DAÑO Y TE DENUNCIO, TE DENUNCIO, A MI POCO O NADA ME IMPORTA QUE SEAS MI FAMILIA, es más debería darte vergüenza, decirle a los demás que me quieres pero en verdad me haces daño, me lastimas, ¿Qué quieres?, ¿que uno de estos días termine con una herida abierta?, ¿que me tengan que suturar?, ¿que quede inconsciente? ¿Eso quieres?, porque eso es a lo que llegarás con todo esto, pero yo no, no quiero terminar así; me haces daño no te das cuenta? Mira qué haces, dónde y cómo estás".

Cerré la puerta con seguro y me puse a llorar, pasaron horas hasta que me calmé.

Es un círculo vicioso del cual me he sentido prisionera por tantos años, confundida desde pequeña con que al día siguiente me diga "Hijita de mi corazón, te quiero, te amo", después de todo, como si nada hubiera pasado.
Confusión, eso era lo que sentía, pero hoy, recién a mis 21 años me doy cuenta que no debe ser así, yo NO debo soportar ni callar la violencia, no debo tener miedo, no debo tener vergüenza. Me di cuenta que callar todos estos años lo único que me ha dejado es daño y dolor.

Es por eso que me levanté, para seguir adelante, para ya no callar, para defenderme, para darme cuenta de varias cosas, para aprender a quererme.

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