lunes, 28 de diciembre de 2015

Diciembre, ya no más.

Diciembre me es sinónimos de compras, de promesas y votos para el próximo año, de palabras que las personas dicen pero en sí, pero no saben si las cumplirán.

Diciembre siempre ha sido un mes difícil para mí, haya las fotos que tengo de pequeña, estoy llorando. 
Me pongo nerviosa, me pongo a pensar en todo lo que hecho, me cuestiono por qué lo hice; y si no lo hice, me cuestiono por qué no.

Diciembre es un mes en el que yo mismo me rindo cuentas, de todo lo sucedido, y me siento mal, quiera o no, mal. 

Diciembre siempre ha sido difícil, duro, incómodo, lleno de melancolía y solitario.
Excepto por un año, solo un año no me sentí de esta manera, hubo sí, un año en el que sí me gustó pasar diciembre, pero ya pasó y ya no se volverá a repetir. 

En diciembre suelo desaparecer, las personas no entienden y cuando trato de explicarles, me miran sin entender, dicen que diciembre es uno de los mejores meses, para mí no. 
Para mi, no.
Es una lucha constante día a día, tratar de evitar toda la angustia y ansiedad de terminar otro año, Navidad la paso arañando, pero año nuevo, en el interior, siempre estoy llorando, me duele. 

Diciembre, ya han pasado 28 días y estoy muriendo, faltan aún 3 día más, por favor termínate ya. 
Sé que aún falta que tenga que soportar el 31, con toda la bulla y el escándalo que hacen las personas, va a ser duro y pese a que me he estado mentalizando y tratando de calmar para poder soportar esa fecha, no puedo, ojalá me quede dormida, ojalá me enferme, ojalá no sienta nada, no quiero sentir, no quiero llorar, no quiero sentirme mal. 

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