jueves, 27 de noviembre de 2014

Viernes por la noche frente a la librería

Otro fin de semana.
La vitrina de la librería de la Avenida Larco parece un buen lugar para buscar libros, entre tanto ruido y tantas luces hacen de la experiencia un poco más entretenida.

Llegas al lugar, ya es de noche, hace frío pero los libros lo valen.
Te quedas ahí, observando todos y cada uno de los libros.

Entre tantas opciones, te sientes desorientada pero al mismo tiempo motivada ya que piensas en las mil y un historias que podrías leer.

Tanto la edición, contextura, características, etc.
Cada libro es único.

Entre tanto libro que pasa por tu mano te das cuenta que es momento de regresar a tu casa.
En tu mente dices "volveré otro día"
El tiempo pasa, los días pasan.
Asustada vas la semana siguiente, el libro sigue en su lugar.

El día llegó, tienes el dinero, las ganas y la emoción de tener ese tan preciado libro en tus manos
Entras a la librería cual guerrero en su gloria tras haber ganado alguna batalla, después de todo ese día regresarías con el trofeo, el libro.

Recorres los pasillos, los estantes, los rincones. 
Tu vista va de derecha a izquierda y viceversa. 

Pero no está.
Otra persona se llevó el trofeo, otro fue el ganador.

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