lunes, 27 de octubre de 2014

La luna

Ella quien había jurado nunca más estar triste, no pudo
Se ahogaba en la soledad de sus lágrimas, tras cada suspiro se le escapaba poco a poco la vida.
Y es que de la herida, aún abierta, brotaban versos con la más pura tristeza que no tenia fondo, ni fin
Había vivido cómodamente, hasta se había olvidado de sus miedos, pero ahora sólo moría 
Después de todo era un buen día para morir, era una noche tranquila, calmada, brillaban las estrellas
Iría con quien pasó noches enteras admirando, iría con la luna.


No hay comentarios:

Publicar un comentario